11 de ago. de 2008

Discriminaciones de Género Masculinas.

Recientemente el Gobierno ha aprobado una serie de medidas especiales destinadas a llevar la igualdad al lenguaje empleado en los libros de texto, para educar a las nuevas generaciones con un sentido más equilibrado de la representación social de hombres y mujeres. Sin embargo, el Gobierno aun no potencia la igualdad semántica entre los dos sexos, al no solicitar la inclusión en el Diccionario de la Lengua de términos masculinistas que reconozcan y permitan expresar diferentes aspectos de la situación social que a los hombres nos toca vivir. Y es que, junto a elementos como el machismo, la misoginia o el androcentrismo, existen pruebas y casos más que suficientes para afirmar que sus equivalentes en un sentido claramente discriminatorio hacía lo masculino también están presentes en nuestra Sociedad. Por este motivo, es urgente admitir la gran importancia de términos como hembrismo, misandria o misoandria y femicentrismo mediante su inclusión en el Diccionario de la Lengua, dotándolos así de plena aceptación y significado. Esta medida, además de enriquecer el bagaje léxico de nuestro idioma, ayudaría a entender mejor la situación que los hombres experimentamos y permitiría expresar más clara y certeramente muchos de los diferentes aspectos de la invisibilizada discriminación de género masculina, contribuyendo de este modo a su erradicación, ya que la primera y más fundamental de todas las liberaciones es la de la palabra.

Por lo tanto y para apostar por un lenguaje igualitario, el Gobierno también deberá preocuparse, al menos cuando tenga un interés real en ser justo con los hombres y mujeres de este país, de solicitar a la Real Academia la definitiva formalización de estos neologismos, ayudando a tener una visión amplia, realista y no sesgada de la discriminación sexual, abierta a reconocer valientemente y sin arbitrariedades de ninguna clase el perjuicio qué ésta produce en ambos sexos. Lo contrario significaría no definir la totalidad de los casos de discriminación, potenciando el exclusivo avance según las pautas de la ideología preigualitaria feminista, claramente limitada en análisis, percepción, acciones o políticas a la erradicación de la problemática de género sufrida por las mujeres, favoreciendo así un exclusivo reconocimiento lingüístico de la discriminación femenina y una absoluta ignorancia e insensibilidad a la que sufrimos los hombres.

Qué el Gobierno desarrolle un lenguaje igualitario es muy positivo, y aquí se plantea una medida fundamental para que avance aun más en ese sentido. Pero que el Gobierno sólo busque la “igualdad” eufemística que el feminismo plantea, en el caso del lenguaje o cualquier otro, no es sino potenciar el actual sexismo políticamente correcto, representativo de los intereses de ciertos grupos de presión y claramente tendencioso a favor de uno de los dos sexos, ya que se está abandonando una vez más, en este como en otros muchos campos, la solución de las discriminaciones de género masculinas.

10 de ago. de 2008

Misandria « Ramon Démon

Misandria

Logo na primeira metade desta década, “simpáticas” camisetas com o desenho de um garoto correndo de cinco pedras e, ao lado, os dizeres: “Boys are stupid, throw rocks at them” (garotos são estúpidos, joguem pedras neles) apareciam em várias vitrines de lojas especializadas nos EUA. O que era só uma “brincadeira” da David and Goliath, uma companhia de roupas de Clearwater, Flórida, acabou virando tema de debate nacional quando a revista estadunidense Times publicou um artigo sobre o tema, junto com o depoimento de uma garota de dez anos: “Eu quero deixar os meninos tristes, porque é divertido”.




Em dezembro de 2003, o apresentador de rádio e ativista dos direitos dos homens, Glenn Sacks, iniciou uma campanha contra a famigerada linha de camisetas. E logo se juntaram outros ao coro de reclamações, como a National Coalition of Free Men. Pode parecer bobagem tanta briga por causa de umas camisetas idiotas, mas a verdade é que se se trocassem “boys” por “girls” ou “black people”, por exemplo, a reação seria ainda pior. Que tipo de sociedade é essa em que estigmatizar e humilhar homens é moralmente aceitável? Em que um menino não pode bater numa menina, mas em que meninas batendo em meninos não causa comoção alguma? Até que ponto o movimento feminista (do qual faço parte) tornou tolerável a misandria?

Nós, homens, precisamos deixar o machismo de lado e nos unirmos para reivindicar direitos que nos são negados. Entre problemas enfrentados pela população masculina e neglicenciados pela sociedade em geral, estão:

Os altos índices de depressão e suícidio entre adolescentes do sexo masculino (aproximadamente quatro vezes maior que entre as garotas);

A responsabilidade dada muitas vezes arbitrariamente pela violência doméstica;

A preferência das cortes judiciais em dar a guarda dos filhos exclusivamente à mãe;

A obrigação unicamente masculina de se expor aos perigos da vida militar e dos subempregos que requerem trabalho bruto;

A ridicularização da sexualidade masculina (é mais aceitável a existência de lésbicas que de gays), etc.

É hora de os garotos se unirem e ativarem o até então dormente Boy Power! Demos força ao movimento masculinista!

~ de ramondemon em Julho 23, 2008.


MISOANDRIA - Dicionário

1. Dicionário Digital de Termos Médicos

1.11472. MISOANDRIA

Manifestação de aversão por indivíduos do sexo masculino.

misandria

{verbete}
Acepções
■ substantivo feminino
aversão, ódio ou desprezo pelos indivíduos do sexo masculino
Obs.: p.opos. a misoginia


Etimologia
mis(o)- + -andria

misandria sf (miso-andro-ia) Med Antipatia, aversão mórbida ao sexo masculino.

Horror ao homem; aversão mórbida ao sexo masculino; misantropia.


SEXISMO

Atitude inadvertida de discriminação baseada no sexo. O machismo, a misoginia, a falocracia e a misandria são feições do sexismo, frutos dos desejos humanos reprimidos pela sociedade e pelas próprias bestas, que extravasam as frustrações com atitudes pautadas em conceitos ocos.

Sobre las mujeres y los hombres

Ser sujetos seductores y amantes, además de emancipados y libres en un nuevo régimen de igualdades, no es una condición obvia o natural sino un paso que requiere elaboración en coherencia con las adquisiciones de las nuevas sensibilidades. Afirmar una cultura de los sexos con un nuevo ars amandi no puede ocultar antiguos restos pero puede ser importante abrir futuro sobre la base de los logros ya adquiridos.



Sobre algunos de esos restos señalaremos en este capítulo final algunos de estos logros que podrán consolidarse, si se mira más el futuro desde el marco del Hecho de los sexos. Por ejemplo, el nuevo ciclo ya abierto que va más allá de la monotemática hipótesis opresiva masculina. O la nueva idea de poder entre los sexos, frente a la anterior. Al menos estos indicadores marcan un horizonte distinto no sólo como empresa emocional conjunta sino como nuevo proyecto de amatoria razonable.



Pensar desde los sexos.Pensar desde el marco de los sexos equivale a priorizar éstos por encima de los miedos sobre lo que deben o no deben ser los hombres y mujeres según anteriores normativas machistas, es cierto, pero también -y esto puede que no parezca tan obvio- feministas. El machismo, en sus múltiples variedades, fue una excrecencia frente a la que el feminismo ha sido una necesidad. Pero convendría no instalarse o no convertir lo que son ciclos de paso en instalaciones permanentes. Ver el carácter histórico de los fenómenos ayuda a comprender el ritmo de estos cambios. Y que una misoginia no se compensa con una misoandria. Una gran parte del pensamiento feminista se ha abierto ya a nuevos pasos como lo han señalado algunas teóricas del mismo. "Ya no podemos continuar el plan de una emancipación definitiva de los hombres o de las mujeres como si pretendiéramos una resolución definitiva de los conflictos entre ambos -escribe Sylviane Agasinski- . En este sentido nosotras hemos abandonado ese feminismo de la liberación, si bien hemos podido salir de él porque hemos ganado en lo esencial, al menos en la civilización occidental, desde que las mujeres tomaron conciencia de que eran responsables de su destino y que tenían que decidirlo y cumplirlo". Desde fuera, Victoria Camps no ha dudado en invitar al feminismo incluso a "renunciar a su misma denominación de origen" .



Si las políticas de igualdad de oportunidades o de discriminación positiva han sido necesarias, y sin duda continuarán siéndolo, es necesario distinguir entre lo que son tales y lo que puede ser el mantenimiento de un proteccionismo de marginación a quienes ni lo son ni pueden seguir en la inercia de su instalación por más datos que queden aún pendientes. Sería un error considerar la marginación como un privilegio del que aprovecharse abusando del victimismo y la "cultura de la queja" para fomentar ambos y perpetuarlos.



Del mismo modo que es importante que haya núcleos cuya función testimonial permita no olvidar la memoria histórica y celebrar sus avances lo mismo que perviven células mantenedoras del fuego de la gratitud a propósito de grandes gestas sin las cuales no podríamos disfrutar hoy de sus consecuencias, también es importante que éstos no se conviertan en bloqueadores nostálgicos de la evolución.




La historia no puede detenerse como una foto fija ni siquiera aunque sigan quedando "capítulos pendientes", incluso aunque estos capítulos sean de hecho importantes. La historia sigue, y no necesariamente en línea recta. Haber dado, pues, el paso de la Cuestión de las mujeres a la Cuestión de los sexos, supone, si bien con retraso, un salto cualitativo que ofrece un nuevo reto no sólo para el beneficio de la causa de las mujeres sino, sobre todo, para el de los sexos y, por repercusión -si esto puede expresarse así-, mayor aún también para las mujeres.




Pensar desde el marco de los sexos, como corresponde al nuevo paradigma y a la Época Moderna, significa continuar la construcción de una historia de reciprocidades, muy distinta a la otra más pendiente de históricos lamentos. Si esta historia de reciprocidades no fue posible antes, hoy ya lo es.




El final de la hipótesis opresiva



La hipótesis represiva de Foucault, nacida, como se recordará, del obsesivo afán de explicar todos los males por la represión sexual, nos hace pensar por lo que se refiere a la Cuestión de las mujeres, en la que ha sido su homónima, la hipótesis opresiva y que, como aquélla, terminó por constituirse en un lugar común explicativo de todo.




Podríamos volver a las mismas palabras de Foucault y aplicarlas a esta situación de las mujeres para concluir que no se trata de negar la histórica opresión masculina. Se trata de dar un paso más y de analizar por qué se ha seguido tanto recurriendo a la opresión y con tanta insistencia, con tanto rencor y de forma tan monotemática y obsesiva."(Nos han reprimido tanto!" era la expresión que dio origen a la hipótesis represiva. "(Nos han oprimido tanto!" podría ser la homónima de la hipótesis opresiva.




Y lo mismo que salir de aquella lamentación repetitiva abrió nuevas vías de explicación y comprensión de los fenómenos, salir de ésta ha ofrecido ya también nuevos pasos en el conocimiento de otros hechos y su historia, así como nuevas vías de diálogo entre los sexos.




La hipótesis opresiva, como se recordará, se inició con el feminismo del final de la década de los años sesenta y el comienzo de los setenta del siglo XX -"la insurrección contra el patriarcado", recuérdese-. Desde entonces han pasado muchas cosas. Los Women Studies han ilustrado todas las miserias masculinas en la historia y en la actualidad. Se podrán decir más alto pero no más. También se podrá decir que hace falta recordarlas más y más, en más sitios, en titulares aún más grandes. Por si esto no fuera suficiente, los Men Studies, que han surgido tras los anteriores, ilustran con sus propios trazos las atrocidades enumeradas con su propia voz. Es la crítica y el descuartizamiento de ese hombre patriarcal. Es su pulverización. También puede añadirse que no es suficiente, que hace falta ir aún a más. A su aniquilamiento. Hasta igualar lo que fue hecho con el otro sexo.




Muy al principio de este ensayo habíamos opuesto el Psicoanálisis y la Sexología a través de sus dos máximos representantes: Freud y Ellis. Freud estuvo, decíamos, muy atento a la represión y sobre ella basó el edificio de su pensamiento. Ello ha permitido a Freud ser un autor imprescindible durante el siglo XX, si bien las críticas no han cesado. Ser el que más ha influido, se recordará, no quiere decir el que más ha aportado.




Es ya tiempo de cambios. Y estos cambios ya se han producido. Más acá de la obsesión victimaria y de la hipótesis opresiva se encuentra la tesis sexuante, como más acá de la historia recibida está la historia que se hace. Los grandes titulares siguen aún prolongando -y explotando- la hipótesis opresiva, pero la letra pequeña nos dice que la tesis sexuante ha ofrecido un gran avance en inteligibilidad y recursos.




Un último apunte sobre el poder




¿A qué poder nos referimos?. Dicho ya con toda claridad, al que parte del axioma de la vulnerabilidad tal como fue expuesto en su momento.




Muchos problemas sexuales, así llamados, y sobre los que la sensibilidad se ha hecho cada vez más viva, han podido verse creados o multiplicados, y sobre todo mantenidos, por una todavía persistente cultura del sexo y del locus genitalis, combinada con su paralela cultura del poder frente a un creciente y nuevo ars amandi.




Elijamos, por ejemplo, el caso de la impotencia sexual y de algunos de sus rasgos indicadores, tal como se dan en los encuentros: él se queja de no poder ereccionar y hace intentos y esfuerzos que son vanos. Ella, a su vez, se queja de no poder hacer nada puesto que lo considera "problema de él" con lo que termina por adoptar el papel de pasiva resignada, si sigue el estereotipo de modelos anteriores -recuérdese: poder masculino- o de rebeldía y subversión, según la misma noción si bien retroversiva.




El círculo se cierra. Las fórmulas emanadas de modelos anteriores según las cuales se trataba de buscar de quién era la culpa o la causa -de quién era el fallo de poder- siguen produciendo aún, si no resignaciones, sí huidas hacia adelante frente al no poder o no lograr poder resolver esas dificultades cada uno por su lado. Esto puede verse aún más claro cuando pensamos en otro de los grandes problemas, convertido en verdadero buque insignia y magnificado desde esa misma noción bajo la denominación de eyaculación precoz. También puede pensarse en otras dificultades más discretas o banales -menos espectaculares- que hacen cada vez más inviable la vida de los amantes.




Del nuevo poder de los amantes




Situados ya en el nuevo paradigma lo que se observa es que esa autosuficiencia herida de uno de los sexos, todavía mantenida por anteriores modelos, se convierte en interdependencia vivida dentro del marco de los pactos y consensos como materia de proyectos compartibles. Los nuevos recursos, como los conceptos, están para servirse de ellos.




El hecho de seguir centrando la causa de esos problemas sexuales en el poder de uno u otro sexo por separado -en uno contra otro, toque a quien toque , según el turno o ciclo- y no en la interacción de ambos, muestra hasta qué punto se sigue aún viviendo de los restos y vestigios de esos modelos anteriores más o menos reciclados.




La autosuficiencia -o su nostalgia- es signo inequívoco de esa cultura de poder. La parte abatible parece hoy tocarle al hombre, es decir, al masculino, detentador fantasmatizado de ese poder. El otro sexo parece, simétricamente, ser vencedor contra el poder abatido. Cultura del poder, en suma, si bien a la inversa o vivida desde el otro lado que a su vez toma el poder, ese poder, el mismo poder.




En todos los llamados problemas sexuales se plantean hoy, bien a las claras, esas dos culturas en pugna; y en el proceso de sus resoluciones -por ejemplo en el curso de la Sex therapy- puede constatarse el cambio a la otra clave.




Llamar por su nombre a esta nueva clave sigue resultando difícil de entender precisamente por la confusión heredada de esa cultura del sexo emanada de la cultura del poder. Pero es preciso, una vez más, llamarla por su nombre y resaltarlo. Se trata, como ya quedó anotado, del reconocimiento "insight" de la mutua vulnerabilidad de los sexos como tales sexos. Su descubrimiento ha supuesto la entrada en una nueva mentalidad. Ha representado, como se recordará, un paso cualitativamente nuevo, en el marco del nuevo paradigma y en la línea de la más genuina aportación de las nociones -recuérdese- de interacción y sinergia.






Los procesos a través de los cuales se operativizan estos cambios resultan en ocasiones laboriosos pero los resultados son notorios. Han sido efectos del recurso a la Sex therapy como terapia de los sexos y no del sexo. Pero también, y esto es lo más innovador por ser de mayor repercusión, el efecto de una educación sexual como educación de los sexos en una nueva cultura de los sexos.




¿Nuevas reacciones?




Algunos sectores radicalizados continúan afirmando que de lo que se trata en definitiva es de la toma del poder o de la no cesión de sus parcelas. Hablando con la claridad que les caracteriza hacen el favor de la transparencia. Hablan de un poder identificado con el mundo masculino antiguo y siguen luchando para derribarlo y adueñarse de él.




Sin duda dejando de lado los tópicos o exageraciones anecdóticas, es preciso reconocer que se ha producido una escalada imparable de ataques para su derribo. Incluso que este derribo ya se ha producido.




Un indicador, por insistir en los mismos problemas sexuales, puede ser el descenso de presencia de la frigidez -hasta su mismo nombre se ha borrado- en el imaginario colectivo y, en su lugar, el ascenso de la impotencia y la eyaculación precoz que en otros tiempos fueron la misma cosa.




Nadie podrá discutir las bases objetivas de tales datos, nómbrense como se nombren en la terminología diagnóstica o estadística. El cambio del objeto de interés es la nueva representación del poder femenino frente a un hombre ya fragilizado y la correspondiente perplejidad ante la pregunta sobre qué hacer con dicho vuelco que necesariamente ha sucedido en clave de poder, es decir en la misma clave premoderna, o sea, anterior al planteamiento de los sexos. ¿Puede dar la impresión de novedad lo que no es sino expresión nueva de un arraigado contencioso viejo, resuelto por la misma vía antigua y previa a otros hechos nuevos?.




En su libro El nuevo sexo débil , Enrique Gil Calvo ha articulado una respuesta sintomática de esa vía por la parte masculina. Como sociólogo, atento a este fenómeno, ya había denunciado la situación nueva del otro sexo, hoy fuerte, en su otra obra La mujer cuarteada precisamente por su desgaste en esa -¿inútil?- lucha de poder. La gravedad de este último diagnóstico consiste en ofrecer un retrato perfecto de la nueva reacción de los hombres frente a los ataques de las mujeres, recurriendo a anteriores estrategias, también -"y siempre"- de poder.




El pronóstico no ha podido ser más claro: "Sólo hay algo que parece seguro -escribe- y es que la ambición masculina por cargar la suerte y apurar las jugadas seguirá prevaleciendo"(p. 201).El mérito de este autor, entre otros, podría cifrarse en articular y expresar esa declaración que un sector masculino ha mantenido en silencio por inercia o miedo mientras presenciaba cómo el poder del antiguo sexo débil ha ido creciendo hasta pasar de segundo sexo a primero y convertir el sexo fuerte antiguo en nuevo sexo débil.




¿Es una nueva declaración de guerra y lucha por la supervivencia ya que no por la supremacía?


¿Son restos o muestras de luchas sectoriales desconcertadas ante la perplejidad de nuevos pasos? La letra pequeña de la Sexología nos inclina por esta segunda alternativa.




El siglo de los sexos




La lucha entre los dos grandes colosos que han protagonizado los dos últimos siglos -el locus genitalis y el paradigma sexual- sigue y seguirá por mucho tiempo, si bien el mayor conocimiento de esa lucha, como sucede en toda guerra, es decir en toda situación sin alternativas, ayuda a decidir sobre de qué lado situarse.




Pero las cosas cambian cuando hay alternativas. No es, pues, ya exactamente la inabordable, por
eterna e interminable, guerra de los sexos. No es la guerra de los sexos de siempre y por naturaleza, sino la lucha definida y clara de un paradigma histórico contra otro paradigma histórico.




Y, en esa lucha, los sexos, los dos, uno y otro, están ya del lado del paradigma sexual. Se encuentran en esta orilla. El paso ya ha sido dado. Situados, pues, en esta orilla de la historia, la construcción de lo que se ha llamado una "empresa emocional conjunta" de los sexos puede dar la impresión de rechinar por todos los lados. Pero será necesario no mirar sólo a los grandes titulares sino también a la letra pequeña.




Si esa "empresa emocional conjunta", que constituyen ya los sexos, profundiza en su "proyecto de amatoria razonable" -recuérdese la fórmula-, la consolidación del nuevo paradigma seguirá ofreciendo más inteligibilidad y, por lo tanto, más riqueza de recursos.




El futuro cercano se jugará en la construcción de más reciprocidades que reelaboren las nuevas adquisiciones de las mujeres en relación con los hombres y viceversa. Si el siglo XX ha sido llamado el siglo de las mujeres, el XXI podrá ser, ya a todas luces, el siglo de los sexos.




Será importante no olvidar la inevitable prevención contra la ilusión de idílicos abrazos, así como los hechos que se encargan a diario de restar en esta suma. Tampoco se trata de jugar a la ingenuidad del optimismo/pesimismo. Se trata, una vez más, de no leer sólo los grandes titulares sino de estar también atentos a la letra pequeña.




Desde un pensamiento de los sexos muchas de las cosas calificadas todavía "contra las mujeres" no son sino antiguas o nuevas formas de ser "contra los sexos", por no decir al margen de ellos: que no han encontrado todavía la forma de situarse en el nuevo mapa de los sexos.




Una autora tan dura y realista como Françoise Héritier enuncia su diagnóstico antropológico sobre el progreso moderno en torno al Masculino/Femenino con un escéptico sí pero no que, ante la evidencia de los nuevos datos, no duda en cambiar por un reconocido no pero sí . En efecto, haber dado el paso y estar ya en esta orilla hará más fácil que las cosas impensables desde la otra resulten razonables y, por lo tanto, viables desde ésta.




Tomado de "Teoría de los sexos", cap-25, Revista Española de Sexología , nº 95-96, Madrid 1999.



contacto : info@beatrizamezua.com



http://www.sexologiaysociedad.com/_SUBWEBPROFESIONALES/sobre_las_mujeres_y_los_hombres.htm

Laberinto7: misoandria, hembrismo...

Sugerencia enviada a la Real Academia Española de la Lengua.

Deberían estudiar la inclusión de términos como "misoandria", "hembrismo" y "masculinismo".

Son palabras que definen una realidad de la que ciertamente no se habla en los medios de comunicación, pero negar su existencia es negar que el hombre tenga derecho a lo que se le niega, por ser hombre, cuando no a la mujer, por ser mujer; es negar que el hombre pueda ser discriminado por ser hombre, lo mismo que la mujer puede ser discriminada por ser mujer; negar esas palabras es contribuir al silencio y a la censura de las ideas que podrían generarse como respuesta a ciertos grupos fuertes "misoandros" que esgrimen sus principios desde una realidad políticamente correcta única, acomodados con la seguridad que dá la "No Posibilidad de Réplica" y la "No Posibilidad de Queja".

Porque los hombres tambien tienen mucho que decir al respecto, si se les abre los ojos...


Espero que me hagan caso.;).

Cada hombre es un mundo, y debe de tener las puertas abiertas para encontrar su lugar, y la mente abierta para no renunciar a usar todo su potencial sólo porque la sociedad intente censurarle en base a un modelo de lo masculino limitado por la propiedad privada femenina.

No puedes hacer eso porque es femenino, no puedes pensar así porque no es masculino, no puedes ponerte esta ropa porque es sólo de mujeres... la sociedad es hembrista, el desarrollo del potencial de cada hombre es constantemente boicoteado; el hombre reducido a una pequeña parte de lo podría ser, abortado, recluido entre prohibiciones y engañado haciéndole creer que no debe liberarse ni luchar, que no debe sentir, que no debe quererse, que debe tapar su cuerpo, que no debe ponerse pinturas de guerra, ... sino claudicar ante la opresión contra él que se le muestra disfrazada de opresión desde él. Todo lo que se le prohibe se le anima a buscarlo en la mujer hembrista, con lo que tenemos una dependencia artificiosa más allá de la reproducción sexual o el intercambio entre personas. Al hombre se le vende un producto que él mismo ya posee, pero que se le prohibe producir y usar por su cuenta, para poder vendérselo posteriormente desde un cómodo monopolio sexista.

El efecto pigmalión hace su trabajo y nos perjudica a todos, tanto a los que asumen las prohibiciones como a los que se han sublevado pero encuentran incomprensión y ceguera, estatismo, en el grueso de la sociedad, cuyo concepto de lo masculino se retroalimenta con contínua propaganda manipuladora que perpetúa la inercia de castigar por insulto o exclusión a cuanto hombre ose conquistar territorios tabú. La valentía se castiga, y el acatamiento de los tabús -el servilismo al hembrismo- se premia.

-¿Por qué una futura madre puede elegir abortar y el padre no?.
respuesta de UNA feminista: ¡¡Porque vosotros no sois los que parís!!.

-¿Por qué algunos padres se niegan a mantener a sus hijos?.
respuesta de UN feminista: Porque ellos no son los que paren.

Los argumentos sólo valen si su finalidad es que el hombre salga perdiendo.

Ésta es la filosofía del feminismo (misoandria en el poder, mejor dicho): A la hora de elegir, los hombres no tenemos derechos, voz ni voto; a la hora de soltar dinero, en cambio, sí tenemos... ¡obligaciones!; pero eso sí, a la hora de colocar culpables genéricos, cabezas de turco, nos conceden el privilegio de ser los únicos, y con esto justifican lo injustificable.

...
Estimado señor XXXXX:

Hemos recibido sus propuestas, que remitimos a
la Comisión correspondiente para su estudio.
Agradecemos su colaboración y nos permitimos
recordarle que el estudio y aprobación de una palabra
puede demorarse varios meses, sobre todo teniendo
en cuenta que las Academias americanas participan
activamente en este proceso.

Atentamente:

Servicio de consultas del DRAE
Instituto de Lexicografía
Real Academia Española
C. Academia, 1
28014 Madrid
España

Laberinto7: misoandria, hembrismo..

Reflexiones Sobre el Machismo, Hembrismo y Feminismo

Son muchos ya los años que llevamos luchando por la igualdad de las personas discriminadas por razón de sexo, raza, condición social, etc. Y sigo teniendo la sensación de que todavía no se ha vanzado mucho, ni tan siquiera en el ámbito educativo, ámbito en el que la lucha por la igualdad de las personas es de vital importancia para el futuro y es un objetivo legal.

Quiero dedicar estas reflexiones a todas las personas del ámbito educativo, con todo mi cariño y respeto, así como con la voluntad de limar asperezas, informar y profundizar en el respeto de las diferencias de género y en pro de la equanimidad en educación para la sociedad presente y futura que estamos educando.

Por un lado existe la creencia de que todo esta perfecto, que la igualdad es absoluta en nuestros tiempos, que no existe discriminación negativa por razones de sexo, porque el análisis que hacemos de la vida y de la sociedad lo hacemos considerando única y exclusivamente las vivencias explícitas y el entorno inmediato. En este sentido, hay que decir que pese a la globalización, el alcance de la cosmovisión humana justo llega a las fronteras de nuestro país, un país pequeñito que se encuentra entre los que se consideran “desarrollados y modernos”, sin hambrunas, guerras de religión, mortandad infantil, carencia absoluta de derechos humanos, epidemias que arrasan la población como el SIDA, etc.

En los centros educativos los debates por la igualdad siguen provocando un acalorado debate en cuestiones tan simples y educativas como la de no usar un lenguaje no sexista, hacer visibles a las mujeres, la corresponsabilidad doméstica, etc. Y comparto con la escritora feminista Adrienn Rich que en un mundo donde el lenguaje y el nombrar a las cosas es poder, el silencio es opresión y violencia.

Parece que el profesorado no está sensibilizado todavía, o que tenemos poca información al respecto. Por ello quiero dejar claras varias cuestiones para que el lector o lectora de este texto se sitúe donde considere de forma responsable y consciente, conociendo el significado de cada concepto y sabiendo a qué atenerse o porqué luchar sin miedo a “meter la pata”:

• MACHISTA: Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, 1992).

• FEMINISMO: 1.- Doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres. 2.- Movimiento que exige para las mujeres los mismos derechos que para los hombres (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, 1992).

• HEMBRISTA: Pese a no estar recogido el término en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, etimológicamente es todo lo contrario de machista: Actitud de prepotencia de las mujeres respecto de los varones.

Tras lo anterior, creo que ya se irán disipando algunas nieblas sobre el asunto conceptual de estos términos y se empezará a alimentar la carencia de claridad y conocimientos respecto a cuestiones relacionadas con el género, así como una fuerte resistencia al cambio, gracias al androcentrismo vigilante y atento a los cambios, que provocan situaciones como las siguientes, que forman parte de mi experiencia y que también son objeto de clarificación:

• Se confunde el término género con el sexo, lo cultural con lo biológico. Es decir, nos tiene que quedar claro que la dotación sexual de cada persona es de carácter biológico, lo cual dista del término género que es una construcción cultural que determina desde el principio de los tiempos, y se transmite de generación en generación, cómo se debe comportar una persona según su sexo, si es hombre o mujer, asociándolo rígidamente a su estereotipo de género. Sobre este último es sobre lo que la escuela debería incidir para corregir las desigualdades entre hombres y mujeres.

• Se conoce más claramente el término machismo. Pero no así el significado igualitario y “meridiano” del término feminismo, que se confunde habitualmente con el contrario del machismo, que es desconocido en nuestra sociedad androcéntrica: el hembrismo.

• Tengo la sana intuición de que hay muchas más personas feministas de las que se declaran abiertamente así. Estas personas son todas las que creen en el término medio, no en los extremos, en la conciliación de la vida entre las personas limando las diferencias por muy insalvables que éstas parezcan y, sobre todo, en los derechos humanos de todas las personas. Lo que pasa es que no se atreven a manifestar lo públicamente porque se les puede relacionar con algunas personas que enarbolando la bandera del feminismo, en realidad son hembristas, que se manifiestan abiertamente en guerra contra los hombres.

• Muchas personas rechazan el feminismo por que es la imagen estereotipada y sesgada de personas que enarbolan la bandera del feminismo (que tuvo sentido en su momento) y en realidad están planteando un discurso ideológico hembrista, tan corrosivo y recalcitrante como el machismo.

La desigualdad, sea del sexo que sea, es injusta.

• El uso del lenguaje no sexista es difícil que entre en algunas abezas, cuando en nuestro entorno tiene mucho poder, porque nos basamos en el lenguaje oral y escrito. Muchas personas lo tienen en cuenta aunque sólo sea por hacer lo políticamente correcto, pero no tienen claras convicciones de expresar lo femenino, que en aras del masculino genérico se oculta, se invisibiliza o esconde.

• Como no estamos sensibilizados ni sensibilizadas con el tema seguimos reproduciendo y reforzando sobre nuestro alumnado los mismos patrones culturales androcéntricos que traen a la escuela, inculcados por sus familias y la sociedad en general.

Dejando atrás los extremos, porque considero que no son nada buenos, las personas feministas sean del sexo que seamos buscamos el bienestar y la igualdad de vida de las mujeres y de los hombres y que honradamente creemos que:

a) Somos personas que no bromeamos con el sexismo machista o hembrista, buscando la superación de los errores de nuestras conductas y pidiendo perdón de corazón si nos equivocamos o herimos a alguien sin intención. Buscamos la igualdad y el respeto.

b Somos personas que huimos del resentimiento hacia las personas que no piensan como nosotros, respetando las diferencias de opiniones y valorándolas tan positivamente como las nuestras, pero sin compartirlas. La libertad opinión es un derecho.

c) Somos personas que nos alejamos de las polémicas acaloradas, discusiones o confrontaciones absurdas que nunca van a conducir a cambiar a las demás personas ni a nosotros mismos. Creemos profundamente en el respeto de las individualidades y en la construcción común de proyectos humanos con ideas de diversa índole.

d) Huimos de cualquier tipo de violencia, no buscando, jamás que prevalezcan nuestros planteamientos por encima de los de nadie. Nos importan las personas, todas, no queremos dejarnos a nadie en el camino, pues la vida es algo más importante, que las diferencias no pueden eclipsar.

e) Somos personas que nunca nos creemos en posesión de la única razón. Y por lo tanto creemos que nadie está quivocado o equivocada, ya que hay muchas razones distintas, las nuestras y las de las demás personas con todas las que tendremos que convivir, siempre dentro del marco de los derechos humanos.

f) Somos personas que creemos en los hombres y en las mujeres y en un proyecto de vida en común de forma armónica y respetuosa con las diferencias de cada persona.

g) No pretendemos ningún tipo de proselitismo, sino vivir la realidad de nuestras vidas de la forma más respetuosa posible con el resto de las personas y sus ideas.

h)Somos personas generosas con el resto de los seres humanos, pues sabemos que lo que más nos engrandece son los intercambios positivos que realicen con sus semejantes o con el medio que les rodea.

i) En la escuela miramos a cada persona como individualidad facilitándole lo que le falte, para que se desarrolle lo más óptimamente posible.

Ser feminista es más que un hecho personal consolidado; es un proyecto de vida, de superación personal, de buscar un meridiano ideal en la convivencia entre la humanidad, aderezado con un fuerte amor a todas las personas y el rechazo a toda forma de sufrimiento de carácter violento.

Todo ello lo fundamento en el convencimiento de que la humanidad tiene dos alas: las mujeres y los hombres. Y necesita de las dos alas para poder volar.

Enrique Vélez González. Maestro del CEIP Moreno y Chacón de Ayamonte. Huelva

http://www.ustea.org/revistas/AEL_Marzo_2008/AEL_8Marzo_2008_08.pdf

Violencia hembrista

Hace dos dias, un grupo de unas cuatro mujeres apalizaron indiscriminadamente a otra mujer de nacionalidad asiática. Y justamente ayer, una mujer explosionó su hogar con una bombona de butano, al parecer, por no poder pagar unas deudas que tenía. Está claro que si los autores de estos sucesos fuesen hombres estaríamos hablando de violencia machista. Es por ello que quiero condenar estos dos casuales incidentes como sucesos fruto de la violencia hembrista. Poniéndonos en el punto de vista de esta mediática visión, podríamos alertar que "en lo poco que llevamos de semana ya se han dado dos sucesos de violencia hembrista, habiendo una media de una atrocidad hembrista cada venticuatro horas".

Con toda esta parafernalia quiero concienciar a la gente que la catalogación de "violencia machista" puede llegar a rozar lo absurdo, haciendo perder toda la seriedad que se merece. Hemos llegado al punto que para hablar de muerte machista solo se necesita que un hombre mate a una mujer. Es más, casi diría que con que un hombre mate algo ya hay violencia machista (que un hombre mate un perro, por ejemplo). Bueno, de hecho no hace falta ni que lo mate, solo con que lo maltrate ya es suficiente. Pero el problema llega cuando, si todo esto lo hace una mujer, seguimos catalogando el hecho como "actitud machista". Sí, majestades, "machista" se ha vuelto sinónimo de "desaprensivo" o "inhumano" o "lo peor de lo peor", y si tuviésemos que hacer caso a las locas resentidas de las feministas llegaría un momento en que "lo femenino" es lo único bueno, en contraposición de lo masculino. Pero claro, hay cierta diferencia entre "machista" y "masculino", pero solo en apariencia, porque igual de ridículo es catalogar lo "hembrista" como malo que hacerlo con lo "machista". Pero ojo, peor es colocar la etiqueta de "machista" en cualquier actitud de agresión, en cierto modo situan al hombre sin que venga a cuento de nada solo "porque es una actitud que se da más en la mente masculina". Sí, claro, ahora resultará que los hombres han pervertido la sociedad, que somos la originaria caja de Pandora. Eso es casi equiparable a decir que las mujeres "probocan situaciones con su sola presencia".

Con esto quiero acabar recalcando que este tipo de violencia (llamémosle violencia a secas, por favor) (porque puestos a inventarnos un -ismo, como si de una vanguardia se tratase, podríamos llamarle 'violencismo' o 'agresivismo', o directamente 'terrorismo', que parecemos estar más acostumbrados a su uso), nunca será tomado en serio con el actual método de concepción. Es como intentar que la gente no se drogue diciendo que la droga te hace sacar sangre al mear. Es muy superficial decir que alguien mata a otra persona porque era machista, es casi como la respuesta que le podríamos dar a un niño, sencilla y poco profunda, quizás porque nos incomodaría que escuchase todos sus detalles, pero lo peor es cuando se usa a modo de respuesta comodín, que en cierto modo vulgariza toda interpretación y no hace más que generalizar de manera absurda.

Hay una caza de brujas contra lo que, inatamente, se ha catalogado como "actitud machista dada por el hombre". No sé cómo pretenden buscar la igualdad las feministas si se empeñan a diferenciar lo machista al hombre y lo no-machista a la mujer, quizás este movimiento no busque realmente la igualdad como nos hacen parecer, ya que de ser asi el movimiento se llamaría "neutrismo", ¡eso sí es tratar ambos géneros por igual! Pero, mientras tanto, dejaremos a las mujeres fumar, beber y drogarse, actitudes que por el hecho de que antes solo eran bien vistas por los hombres las tacharemos de actitudes machistas, y seguiremos crellendo incultamente que los malos hábitos son cuestiones meramentes genéricas.

Violencia doméstica

"CON UNOS POSTULADOS TIPO MUJER SIEMPRE INOCENTE-BUENA-ANGELICAL..
HOMBRE SIEMPRE MALO-AGRESOR-MALTRATADOR...


LAS MUJERES REALIZAN EL 80% DEL MALTRATO A NIÑOS Y ANCIANOS

MAS DE LA MITAD DE LOS MALOS TRATOS PSICOLOGICOS A HOMBRES

Y ENTRE UN 20-25% DE AGRESIONES Y FALLECIMIENTOS DE SUS MARIDOS.."

Hembrismo, feminazismo o feminismo de género

FRENTE al “Feminismo de Equidad” que cree en la igualdad de sexos, y que por tanto puede fomentarse por todo el “género humano” (de los dos sexos), se ha alzado el “Feminismo de Género”, una ideología totalitaria y militante que combate cuanto se le oponga (incluso el otro feminismo y, por supuesto, el “género” o más bien sexo odiado que debe ser batido: los hombres) y que propugna la desigualdad legal y judicial para uno de los sexos: el suyo.

El feminismo de género (mala traducción del americano “gender”, de donde proviene, aunque allí constituye una secta minoritaria y perfectamente identificada ya por el extremismo y peligrosidad de sus postulados) es una especie de hembrismo o machismo a la inversa, pero que presenta todos sus vicios: no busca la igualdad entre sexos sino la supremacía de uno sobre el otro, a la totalidad de cuyos integrantes se les declara enemigos cromosómicos, criminales en potencia, que, por tanto, han de ser vigilados y represaliados especialmente por las leyes.

Este género o clase de feminismo sectario americano comienza a ser conocido no sólo como hembrismo sino también como feminazismo, porque ofrece algunas curiosas o inquietantes similitudes: emprende campañas de criminalización y estigmatización de todo un grupo perseguido (hombres; antes, judíos); controla férreamente los medios de comunicación (para que sólo salgan noticias que interesen y en un solo sentido); impone legislaciones a medida en todos los órdenes y un sistema de “InJusticia” en contra del grupo perseguido; logra que la ley castigue más severamente a éste último por la misma falta o delito, al tiempo que debe ser quien pruebe su inocencia, por el contrario si los miembros del grupo privilegiado dañan o incluso asesinan a los perseguibles, se encontrarán mil excusas... acusándose a los tribunales de excesiva blandura con los delincuentes “habituales” o de ser cómplices ideológicos con ellos...

Otras similitudes: promueven la visión de que el grupo perseguido es responsable de la mayoría de los males de la sociedad, mientras que todo el grupo privilegiado está compuesto por víctimas inocentes de los demonizados; demandan privilegios especiales, puestos reservados en la Administración y subvenciones económicas crecientes para que sus militantes progresen tanto más cuanto más aticen el odio al enemigo; continuamente exponen los logros y los sufrimientos del grupo privilegiado mientras que se desprecian los contrarios.

Si ustedes conocen algún país donde este nazismo ya haya triunfado y sea asumido por el Gobierno, preocúpense porque el fanatismo no habrá hecho sino iniciarse...

Pero si, además, el Gobierno de ese país sólo se alía con fanáticos irracionales que no responden a verdades ni a equidades, sino sólo a desigualdades y a odios: feminazismos, mononacionalismos, etc.; su preocupación haría bien en ir en aumento, porque el futuro que le aguarda a ese país va a ser más que muy inquietante, sectario y violento.

Y, desde luego, no duden acerca del carácter sectario de ese Gobierno, ni de su verdadera ideología, aunque mientan sobre sus verídicos propósitos o se presenten bajo otras siglas distintas.

Juan Pablo Mañueco

http://www.diariosigloxxi.com/texto/mostrar/?id=12733

Anti Feminista? … Anti Hembrista!

Anti Feminista? … Anti Hembrista!

Recientemente me hube enfrascado en numerosas discusiones y he sido señalado por declararme abiertamente anti feminista, y al reflexionar sobre el asunto me encuentro con que “Feminismo”, de acuerdo con el Pequeño Larousse, es la tendencia a aumentar los derechos sociales y políticos de la mujer”, definición, con todo lo simple que se la quiera, en la que hay algo de marcha ascendente, inevitablemente justa, hacia la verdad: mujer y hombre fueron creados iguales, debiendo entonces, al serlo, poseer idénticas prerrogativas y obligaciones. Se trata de una aspiración conforme a la razón, cuyo cumplimiento tiene que ser buscado por ambos géneros como requisito ineludible para la libertad humana y con la que me encuentro 100% de acuerdo.

Es en tal línea que Sor Juana Inés de la Cruz, con las limitaciones propias de su época, puede llamarse, con toda exactitud, “feminista”. Existe, empero, en nuestros días, cierta tendencia a llevar las cosas al extremo, y como éstos se tocan, el producto resultante sólo podría llamarle “hembrismo”, espejo fiel del conocido machismo sojuzgador de las mujeres. Porque hembrismo y no feminismo es suponer (aunque sea veladamente) superioridad de alguna clase en la mujer. Es aquí donde se hallan rasgos posmodernos en parte de la crítica sorjuanista. En efecto, ejemplos abundan de cómo se trata de imponer lo particular (lo femenino) a lo universal (femenino-masculino: lo humano), distorsionando el rostro de Sor Juana al volverla incluso “desafiante” y, en tal dirección y con pertinacia exasperante al final de la línea una vez más “hereje” (pues la pobre monja —se dice— habría llegado, ¡hagan ustedes el favor!, a incluir ¡“a la Virgen María […] en el concepto de Trinidad, situándola en la cima de lo divino y de lo poético” (Arenal, 303). Todo para probar no ya que hombre y mujer son iguales (feminismo), sino que Dios y mujer lo son (¡). Semejante opinión herética no es, evidentemente, de Sor Juana, pero de quienes la “leen”: nuevo rasgo posmoderno, ahora usado no sólo para equiparar lo estético y lo ético (en la “cima de lo divino y de lo poético” se halla la mujer), sino también empleado con total olvido de lo que la obra y vida enteras de la poetisa dicen (una forma más de elección del multicriterio sobre las normas de interpretación ­—por mínimas que se quieran [cf. Beuchot]­—, y con el sólo fin de “decir” su “feminismo” [aquí hembrismo]: las minorías —mujeres— sobre las mayorías —humanidad).

En este contexto, debo conceder que en efecto NO soy anti feminista, mas bien anti hembrista y anti machista desde luego.


Enrique I Valladares Solis » Anti Feminista? … Anti Hembrista!: